Citroen acaba de presentar el eC3 y todos nos hemos apresurado a contar que es un coche eléctrico económico. Sin embargo, un análisis detallado de lo que se ofrece como producto por el precio que hay que pagar demuestra que sin ayudas estos coches son cualquier cosa menos baratos, una forma de movilidad precaria a la que cada vez se le vacían más componentes para bajar el precio y dejar sólo lo legalmente imprescindible.