Crónica de una comisión insólita
Ayer se reunió la Comisión de Igualdad con un menú de lo más variado: la empresa ya tenía un informe servido con la lista de “todo lo que estaba mal”, y la receta era clara: hay que hacerlo nuevo. Fácil de entender, ¿no?
Pues no. La empresa apareció con las manos en los bolsillos —como quien llega a una boda sin regalo— y, ni corta ni perezosa, propuso lo impensable: “¿Y si aplazamos lo que no existe hasta final de año?”. La propuesta, de un quijotismo tan entrañable como delirante, dejó a la parroquia boquiabierta.
“Pero… si no hay nada bien, ¿qué se supone que vamos a aplazar?”, se preguntaban algunos, con la lógica de quien intenta cuadrar un sudoku con todas las casillas vacías.
En medio del desconcierto, CCOO fue clara: “queremos arrancar el plan de igualdad ya, que para eso estamos aquí”. Naturalmente, UGT, con su conocido don para la paciencia infinita, decidió colocarse al lado del aplazamiento.
Y así, entre absurdos, silencios incómodos y propuestas de ciencia ficción, quedó otra reunión para el recuerdo. Porque, como suele pasar en estas lides: ver para creer.
Nota final: continuará en la próxima reunión.