16 de julio de 2025

☀☀☀Minimizar los efectos del disconfort térmico 🥵🥵

 Minimizar los efectos del disconfort térmico

O cómo maquillar un volcán con un abanico de papel

Una vez más, desde la representación social de la plantilla de SMP Polinyà, nos vemos en la necesidad de responder a la última nota informativa enviada por el responsable de prevención. Nota que, con toda la buena voluntad del mundo, pretende “minimizar los efectos del disconfort térmico” con medidas tan efectivas como permitir pequeños paros de 5 minutos para ir al lavabo o acercarse al rincón de descanso a “refrescarse”. Eso sí, no antes de que la AEMET anuncie oficialmente que ya nos estamos asando —rojo o naranja mediante—, porque el calor no cuenta hasta que lo dice la tele.

Nos gustaría celebrar estas medidas, pero no podemos dejar de preguntarnos:


¿A quién se le ocurrió que cinco minutos en el lavabo iban a contrarrestar horas trabajando en una nave que en julio se parece más al cráter del Etna que a un centro productivo europeo del siglo XXI?

Lo que la plantilla necesita, y lleva reclamando desde hace años —con actas, escritos, reuniones y hasta una denuncia a Inspección de Trabajo— no son paños calientes (nunca mejor dicho), sino soluciones reales:

Climatización efectiva de las naves, renovación de los sistemas de aire acondicionado, aislamiento térmico decente y planificación preventiva adaptada a los cambios climáticos que ya son una constante.

No es la primera vez que lo decimos. Y no, tampoco será la última, aunque ya se vuelve ofensivo tener que repetirlo mientras la dirección se limita a ofrecer “flexibilidad” bajo condiciones tan absurdas como el color del mapa del tiempo.

Porque esto no va solo de confort, va de salud. De prevención real y no de parches estacionales que solo sirven para cubrir el expediente o poder decir que “algo se hace”.

Por nuestra parte, claro que agradecemos cualquier intento de mejora. Pero si seguimos apuntando al ventilador mientras ignoramos el incendio, lo único que conseguiremos será repartir el humo. Y eso, como estrategia preventiva, deja bastante que desear.


(Ya nos refrescaremos cuando nieve en julio.)